América Latina y el Caribe corren el riesgo de sufrir mayores crisis sociales e inestabilidad política por la desigualdad que arrastra, reflejada en la convulsión desatada por protestas sociales en la región, advierte el Informe de Desarrollo Humano de la ONU, divulgado este lunes.
La desigualdad «es uno de los problemas estructurales más importantes de Latinoamérica, sin duda, y cuando interactúa con otros elementos se vuelve uno de los factores de desestabilización», dijo Luis Felipe López-Calva, director para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
Según el informe, millones de personas han salido de la pobreza en la última década en Latinoamérica, pero al mismo tiempo es la segunda región más desigual del mundo, detrás de África Subsahariana.
La situación ha provocado un mayor descontento de amplios sectores, que ven con desesperación el acceso a servicios básicos de calidad en educación, salud, transporte o pensiones.
La región ha vivido un estallido de protestas en países como Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia y Haití, con decenas de muertos y cientos de heridos y detenidos.
El documento destaca las brechas en el acceso a nuevas tecnologías, lo que condiciona las opciones de empleo, la lucha contra el cambio climático, especialmente en pequeñas islas, y la igualdad de género.
El rechazo a medidas de ajuste económico, eliminación de subsidios, encarecimiento de los servicios públicos, aumento del precio de la gasolina, incremento de la edad de jubilación o posibles fraudes electorales han sido el foco del descontento.
De los 50 países más prósperos, Chile tiene la mayor desigualdad en ingresos y Argentina en esperanza de vida. En México el origen étnico determina hasta en 12 puntos porcentuales la posibilidad de salir de la pobreza.
El informe también alerta que 30 millones de jóvenes no tienen estudios, empleo o capacitación, de los que el 76% son mujeres. Además, la igualdad de género atraviesa por «signos preocupantes de dificultades y reversiones».