La Misa Crismal, es en la que el Obispo concelebra con los Presbíteros, y en la cual se consagra el Santo Crisma y bendice los restantes óleos, ha de ser tenida como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal y como signo de la estrecha unión que debe existir entre el Obispo y sus Presbíteros.