Enriquillo comenta:
Día Internacional de la tierra:
Enriquillo comenta:
El Día de la tierra, oficialmente Día Internacional de la Madre Tierra, es un día celebrado en muchos países el 22 de abril de cada año.
La celebración tiene como objetivo concienciar sobre la importancia de cuidar el planeta y fomentar la sostenibilidad.
Por la importancia que tiene esta celebración, tomamos en cuenta algunos segmentos de la segunda encíclica Laudato sí del Papa Francisco firmada el 24 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, del año 2015, y presentada el 18 de junio del mismo año.
Uno de los enunciado dice; que la iglesia se centra en el planeta tierra como lugar en el que viven las personas, defendiendo la naturaleza, la vida animal y las reformas energéticas, y nos presenta la tierra LA CASA COMÚN.
En ella, Francisco realiza una fuerte «crítica del consumismo y el desarrollo irresponsable, con un alegato en favor de una acción mundial rápida y unificada «para combatir la degradación ambiental y el cambio climático.
El Papa sub-raya explícitamente, que no se trata de un discurso “verde” más, sino que nos insta a “reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra, como el clamor de los pobres.
Plantea que para afrontar estas problemáticas, la encíclica se basa en los relatos bíblicos de la creación, y ofrece una visión general sobre la naturaleza y la tradición cristiana.
En ella expresa la responsabilidad que los seres humanos tenemos con la creación y los lazos que unen a todos los seres de la naturaleza, considerando el medio ambiente como un patrimonio común, y una responsabilidad de todos.
Aquí se hace la propuesta de solución: una ecología integral como nuevo clima de justicia, que incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo, y sus relaciones con la realidad que lo rodea.
Es decir, considera que existe un vínculo entre cuestiones ambientales, sociales y humanas que no pueden romperse ni separarse, de manera que las soluciones deben ser integrales, lo que implica un trabajo colectivo.
La encíclica no pretende dar soluciones definitivas, pero sí ofrece la manera como se debe llegar a ellas; y por eso nos invita a construir soluciones concretas y estables a través del diálogo y el consenso; y aclara, que los debates deben ser honestos y no caer en ideologías, ni en la particularidad.
Plantea además, que en dicha construcción deben participar todos. Los estados, las organizaciones sociales, entidades internacionales, y por supuesto, las religiones, las cuales deben también abrirse a un diálogo con las ciencias.
Recordamos, que en 1972 se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente, que fue denominada Cumbre de la Tierra en Estocolmo, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales.
Sin embargo, a 53 años de esa cumbre, tenemos la percepción que aún estamos en pañales, debido a que en vez de enfilar nuestro pensamiento al cuidado de la MADRE TIERRA, nos hemos quedado en interés particulares, como si se tratara de un pastel.
Sin embargo, el Día Mundial de la Tierra de cada 22 de abril, nos recuerda la urgente necesidad de intensificar la lucha contra el crimen hacia la fauna, la flora, el planeta y en sentido general contra la MADRE TIERRA, ya que los daños ambientales que le causamos los seres humanos, hacen a nuestra Madre, gritar de dolor.