Recordamos que el pasado mes de enero fue presentado este plan diocesano de pastoral que abarcara hasta el mes de diciembre, en el cual participaron el obispo diocesano Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, sacerdotes, religiosos, religiosas y agentes de pastoral. El mismo tiene como lema: “Con Jesucristo en Comunidad vivamos la HONESTIDAD” y como valor: «Un pueblo que testimonia la HONESTIDAD en la Diócesis de Barahona»
En el encuentro Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, Obispo de la Diócesis de Barahona, dirigió unas palabras a los presentes y con Ellos a los que se llegaran, con cada una de las programaciones de pastorales u movimientos apostólicos que peregrinan en cada una de las parroquias, capillas y escuelas; de las cuatros provincias de la región Enriquillo.
A continuación el texto íntegro compartido por el prelado católico.
Queridos hermanos y hermanas: Con fe y esperanza ponemos en sus manos la programación pastoral de la Diócesis para el año 2023. En ella se plasman las respuestas que como Iglesia local queremos dar a los desafíos pastorales que nos plantea nuestro Plan. La misma es el resultado de la Asamblea de Pastoral que realizamos en octubre 2022.
Asumimos para cada una de las áreas de pastoral las metas del año. Las mismas responden al tema que como Iglesia Dominicana se ha querido trabajar durante este año pastoral: el valor de la HONESTIDAD. Con dicho valor, queremos contribuir al cambio que necesita nuestra sociedad dominicana sumergida en un deterioro moral y ético que atenta permanentemente la dignidad humana.
Durante el año 2023, la Pastoral Familiar asume el compromiso de trabajar para que en cada familia se inculque, enseñe y se testimonie este valor en el hogar. La paternidad responsable, el cuidado de los hijos velando por su sana y buena educación es honestidad. Igualmente, es honestidad, la buena administración de los recursos que llegan al hogar para suplir las necesidades de los miembros de la familia. Se contrapone a la honestidad, la infidelidad matrimonial, la mentira, los vicios y el comportamiento violento. Ser honesto implica, ser buena esposa, buen esposo, buenos hijos, buenos hermanos y buenos vecinos.
La Pastoral Educativa se esfuerza durante este año en inculcar este precioso valor en los alumnos, aprovechando, sobre todo, la Formación Integral Humana y Religiosa. Nuestros centros educativos asumen este valor distinguiéndose por las buenas prácticas educativas: buena preparación por parte de los docentes, aprovechamiento del tiempo, celo por una buena disciplina y vocación de servicio.
Las prácticas deshonestas y egoístas de individuos y estados, han deteriorado nuestra casa común; por lo tanto, el cuidado del medio ambiente es una de las líneas de acción en la Diócesis; desde todos los espacios pastorales que tenemos se debe trabajar para continuar creando una conciencia ecológica con énfasis en las energías fósiles, economía solidaria y la política como servicio para el bien común y este año en que se nos invita a vivir la honestidad nos compromete a velar por el bien de todos y a realizar acciones que ayuden proteger nuestro planeta.
Dado que la misión diocesana la llevamos de la mano de María, la ponemos a ella como modelo de fe, justicia y honestidad. María es la mujer honesta que vivió como nadie la fidelidad a Dios: escuchó su Palabra y la obedeció poniéndola en práctica como nadie en este mundo. No se puede ser honesto y ser indiferente ante las necesidades del prójimo, por eso María se nos muestra como el espejo del servicio y de intercesión por los demás. Desde el taller del servicio, la casa de su prima Isabel, entonó el Cantico del Magníficat, el cual nos describe el actuar justo de Dios en favor de los pobres y haciendo justica contra los poderosos y engreídos.
Seguimos este año dando continuidad a nuestro Plan Diocesano de Pastoral con sus prioridades para responder a los desafíos diocesanos que tenemos.
Queremos vivir este año desde la cercanía y al acompañamiento, inspirado en el Misterio de la Encarnación y en el magisterio del papa Francisco. Acompañar procesos de formación cristiana es la gran tarea de nuestra diócesis. Acompañar es compartir la vida, los bienes, la acción con un grupo de personas y ser instrumento de la gracia convirtiéndonos en bendición para las personas que así ahondan la comunión con Jesucristo y desarrollan y afianzan su identidad cristiana.
En el camino nos encontramos con muchos compañeros de viajes débiles que debemos tomar de la mano o animarlos constantemente para que no se detengan.
Hay comunidades que aún no están preparadas para caminar solas, necesitan de alguien más fuerte en la fe que las acompañen permanentemente. Por eso no debemos iniciar procesos sin garantizar un acompañamiento efectivo. Nuestra diócesis necesita continuar formando líderes que se hagan corresponsables junto a los sacerdotes de la animación pastoral.
En cuanto a la cercanía es iluminador lo que nos dice el Papa Francisco: …la Iglesia acompaña no desde la lejanía sino desde una “mirada cercana”, aquella que pasa de ser una mirada conmovida a ser una mirada comprometida con el otro; proporcionándole un acompañamiento que contiene tres tiempos:
- Ver o mirada creyente: Contemplar el misterio del otro. Partir de la realidad que cada persona está viviendo. Acoger, Escuchar… Amar
- Juzgar o reflexión creyente: Conmoverse ante esta realidad, ante sus sufrimientos, inquietudes, dolores, búsquedas, ilusiones y esperanzas… Aceptar con amor la REALIDAD de cada persona, sin emitir juicios, y poco a poco iluminarle con palabras de esperanza, que para nosotros serán palabras de Evangelio.
- Actuar o transformación creyente: sabiendo que nuestra actuación con el otro muchas veces la viviremos desde un simple “estar”, sin decir, sin hacer, sin intervenir.
Acompañar es ayudar a que el otro descubra que lo está mirando Jesús. Es ser buen olor de Cristo, en el mundo, en la historia y en las relaciones personales y comunitarias. Es suscitar un encuentro continuo, parcialmente estructurado, en el cual uno influye, potencia, ayuda y orienta a otro en su camino.
Esto supone no estar al margen de lo que acontece normalmente, pues no se acompaña sólo en los momentos problemáticos, sino también en la naturalidad y cotidianidad de la vida. Cfr. EG 171
Queridos hermanos sacerdotes, religiosas y laicos que les corresponde animar y realizar este programa junto a un servidor, caminemos juntos con la mirada puesta en aquel que nos ha llamado. Él es fiel y camina con nosotros. Les reitero una vez más: ¨trabajemos con el convencimiento de que somos el pequeño granito de mostaza y el puñado de levadura del Evangelio (Mt 13,31-33). Vamos de menos a más en número y en calidad, con los ojos fijos en aquel que nos ha llamado para ser parte activa en la edificación de Su Reino en esta Iglesia Local”.
Sigamos con fe y esperanza guiados por el ESPÍRITU SANTO, PROTAGONISTA DE LA MISIÓN EN LA IGLESIA Y DE LA MANO DE MARIA MODELO DE DISCÍPULA Y MADRE ESPIRITUAL NUESTRA.
En el siguiente enlace puede ver imagenes del pasado encuentro