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“MARIA MODELO DE SOLIDARIDAD Y SERVICIO”

“MARIA MODELO DE SOLIDARIDAD Y SERVICIO”

La Hna. Dioselín Ulloa, Misionera Dominica del Rosario, diserto la reflexión María, modelo de solidaridad y servicio a los pobres, preferidos del reino de Dios.

Durante el lanzamiento del año pastoral 2021 de la Diócesis de Barahona que este año tiene como lema “ACOJAMOS Y VIVAMOS EL REINO DE DIOS EN PERMANENTE CONVERSIÓN”

Dioselín Ulloa resalto  dos valores o rasgos fundamentales en la vida de María: la Solidaridad y el Servicio. Siendo  un tema muy oportuno e importante en la situación actual que está viviendo a nivel mundial por la Pandemia a causa del Covid 19. Dice el Cardenal Michael Czerny S.J (ciudad del vaticano) que “La emergencia del COVID-19 está poniendo a prueba la resistencia física, mental y social de muchas naciones” y yo añado espiritual de las personas y la iglesia.

María es un modelo de solidaridad y servicio que nos da luz en esta situación actual que vivimos para practicar esos dos valores con los más pobres, más vulnerables de nuestras comunidades, país y mundo.                                

Esta pequeña reflexión está fundamentada en tres textos muy conocidos, leídos, aunque no sé si muy practicado: la visita de María a Isabel (Lucas 1, 39- 45), el Magnifica (Lucas 1, 46-56) y la boda de Caná (Juan 2, 1-11)

A continuación el desarrollo de la reflexión

Quiero empezar diciendo que María fue una mujer solidaria y servicial porque estaba llena de Dios, llena de su gracia. Estaba rebosante de su presencia. Como dice un refrán: nadie da lo que no tiene. Ella había sido bendecida por Dios, bendición que fue acogida por ella con mucha alegría y agradecimiento.

María es una Mujer solidaria y servicial porque cree en el Dios solidario y servicial. Tiene la imagen y la experiencia de un Dios que escucha el clamor, el grito de su pueblo, que ve sus sufrimientos, que necesita liberación y se solidariza con él, como nos dice en Ex. 3, 7. La solidaridad lleva a Dios a hacerse hombre en Jesús de Nazaret, encarnado en el corazón y en el vientre solidario de María.

María modelo de solidaridad y servicio.

  1. VISITA DE MARÍA A ISABEL (LC 1, 39-45):

En el texto de la anunciación, nuestra madre María se define como la servidora del Señor. Esa es su vocación más honda: “He aquí la servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

  1. SE FUE DE PRISA A LA MONTAÑA

 María, no se queda mirando su situación, no se queda en su mundo, sino que siente que el servicio, la solidaridad le urge. No puede esperar. Ir de prisa significa que no tenemos que contemplar nuestros quehaceres, nuestras cosas por muy importantes que sean pues muchas veces estos son excusas para quedarnos en nuestros estériles egoísmos, y no hacer nada por aquellas personas que necesitan más que nosotros. Para servir a los demás, no hay que pensar mucho porque siempre encontraremos motivos para no ejercer la solidaridad. María no lo pensó mucho, se fue a toda prisa, pasando muchas dificultades en el camino…

Dice un escritor (el Kempis en su libro Imitación de Cristo): «Quien ama, corre, vuela; vive alegre, está libre y nada le entorpece. A quien ama, nada le pesa, nada le cuesta, emprende más de lo que puede. María ama y por eso escuchó la voz del amor que le pedía ayudar a su prima Isabel. El amor nos abre las alas del alma para volar y ayudar a los demás.

María conoce muy bien la situación de Isabel, y entiende que su colaboración le vendría muy bien a su pariente: entrada en años, primeriza, y en el sexto mes de embarazo, circunstancias que hacen que esos últimos meses sean positivamente molestos y angustiosos para Isabel. Por eso ella va a ayudar, a servir.

Podemos darnos cuenta de que María e Isabel, son dos mujeres olvidadas y excluidas a los ojos del pueblo judío, una por ser estéril (Isabel)” en su vejez ha concebido un hijo”. La otra por estar embarazada siendo mujer desposada como nos dice en (Mt 1, 19) “José pensó dejarla en secreto”, Dios hace grandes cosas en ellas y a través de ellas. En esas dos mujeres podemos ver como Dios pone su mirada y esperanza en lo despreciado, en lo pequeño, en lo que parece inútil ante los ojos del mundo.

PREGUNTAS:  

Hoy cuales son nuestras urgencias, nuestras prisas, nuestras prioridades: personales, familiares, como iglesia, como diócesis, ¿cómo país, como mundo?

¿Hacia dónde tenemos que correr de prisa?

¿Quiénes necesitan de nuestra solidaridad, servicio, ayuda?

¿Cuál es mi actitud ante esas urgencias-necesidades?

¿Estamos como iglesia, como diócesis respondiendo a las urgencias de hoy causadas por  el Covid 19?

¿Qué podemos aprender de nuestra madre María modelo de solidaridad y servicio?

  • “Y MARÍA SE QUEDÓ CON ISABEL UNOS TRES MESES”

¡Qué Generosidad la de maría!, ella seguro estaría fajá (como decimos en el argot dominicano), trabajando duro en la casa de Isabel, pero ella estaba feliz, pues había experimentado que hay más alegría en dar que en recibir. María es la mujer servicial, la que no duda en abrirse a los demás para compartir sus alegrías y dolores.

 La servidora del Señor se hace servidora de sus semejantes. No podía ser de otra manera, porque no hay separación entre entrega a Dios y compromiso con los hombres y mujeres. Fe y vida están muy integrado en María. El primer mandamiento de Jesús (Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo), encuentra en María una encarnación clara: el amor a Dios es fuente del amor al prójimo. Su servicio mayor la aceptación de la misión maternal impulsa a María a esta otra forma de maternidad: el servicio desinteresado a los demás.

María se quedó tres meses con Isabel, ayudándola. Se quedó el tiempo necesario, no se cansó de servirle, siempre estuvo dispuesta, porque Isabel aún necesitaba de su ayuda, de su solidaridad. Sabemos que el No. 3 perfección, divinidad: tres veces santos la presencia de María diviniza el espacio, a las personas, los acontecimientos… También le 3 se compagina con las energías de optimismo y alegría.

María sirve y lo hace con alegría, una alegría que contagia la vida de los demás. Vemos como tanto en la visita a Isabel como en la boda de Cana está presente la alegría: boda es fiesta  y el niño saltó de alegría en el vientre, e Isabel exclama: bendita tú entre las mujeres… ¿Cómo es que viene a mí la Madre de mi Señor? Mi alma glorifica al Señor». Así deberíamos ser cada uno de nosotros cuando visitamos o servimos a alguien: provocar el gozo de Dios en lo profundo de sus corazones.

Dios es la fuente de la alegría. María se sabe y siente en posesión de Dios, por eso exulta su corazón. Dios es grande, Ella es pequeña. Dios es la alegría, Ella es el recipiente de esa alegría de Dios, y lo comparte con nosotros.

Nos podemos preguntar:

Y yo, cuando me solidarizo, cuando sirvo a los demás, ¿lo hago con alegría?

¿Soy capaz de ir más allá de mí misma/o?  ¿Soy capaz, no digo de permanecer tres meses, sino tres minutos, tres horas, tres días…con alguien que necesita de mi servicio, de mi solidaridad?

  1. LA BODA DE CANÁ: (Juan2, 1-11) 

María reacciona ante la dificultad con una profunda delicadeza. No delata ni escoge el camino fácil e inoperante de la crítica. En silencio, sin que nadie se entere, intenta poner remedio. No echó la culpa a nadie ni empezó a repartir responsabilidades. Comenzó a preguntarse qué podía hacer ante aquella situación. Ella hace suyas las necesidades de los demás, y las convierte en petición confiada a Jesús, su hijo: No tienen vino.

María no se acobarda, y se dirige a los sirvientes de la casa: Haced lo que él os diga. Si la primera intervención de María nos muestra su preocupación por las necesidades ajenas, ésta nos indica una confianza plena en su Hijo, y una actitud a seguir, fiarse plenamente de la voluntad de Dios, ponerse al servicio de ella.

Es su mirada atenta que entra en sintonía con el clamor, dolor y sufrimiento de su pueblo desde donde María nos muestra la capacidad contemplativa de lo humano.

María no suplanta a nadie en el servicio, hace lo que le corresponde y le da a cada uno lo que también le corresponde: a su Hijo No tienen vino. A los sirvientes: Hagan lo que él les diga… llévensela al maestresala, dice Jesús.

Todos tenemos una responsabilidad, un compromiso que asumir. ¿Estoy yo respondiendo a lo que me corresponde…?

Canto: Santa María servidora: https://www.youtube.com/watch?v=Xem5ilz_OWc

  1. EL MAGNIFICA (LUCAS 1, 46-56)

El Dios del Evangelio es el Dios de los pobres, y es María la primera que lo anuncia en su hermoso canto del Magníficat (Lc 1,48):

En el Magníficat Dios manifiesta su solidaridad con la humanidad.

María formó parte del pueblo llano de su tiempo, compartió su vida ardua y anónima. Por ello se identifica con los sencillos de la tierra.

Ella ha descubierto el plan de salvación universal de Dios, abierto como misericordia a todas las generaciones de los hombres y mujeres (1,50). Por eso, en actitud de gozo que desborda, la madre del Señor entona el himno de liberación de los pequeños de la tierra: «ha mostrado el poder de su brazo: dispersa a los soberbios de corazón; derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos» (1,51-53).

Dejarnos sorprender por la actuación de María, la calidad que refleja su persona, es dejarnos sorprender por el Dios de la Vida que nos invita a ser constructores de una nueva sociedad, dónde Él sea quien reine, dónde nadie se tenga que avergonzar de vivir.

Debemos ver a María como Modelo de la Iglesia que se preocupa por los que sufren, por los pobres, los pequeños, los necesitados. Hoy en día hay quienes se sorprenden o disgustan porque la Iglesia se  preocupa de los problemas sociales, porque levanta su voz en favor de los oprimidos y de los pobres, haciendo efectiva la solidaridad y el servicio de María.

Para ir concluyendo podemos preguntarnos:

¿QUÉ NOS ENSEÑA MÁRIA MODELO DE SOLIDARIDAD Y SERVICIO?:

  • ESTAR ATENTOS a las necesidades de los demás
  • OFRECERNOS para ayudar
  • ALEGRAR A LOS DEMÁS Y ALEGRARNOS CON LOS DEMÁS.
  • NO QUEDARNOS EN CRÍTICAS, EN CULPAR A LOS OTROS, SINO SABER QUE PODEMOS AYUDAR. BUSCAR LA FORMA DE HACERLO, ASÍ COMO HIZO MARIA.
  • IR AL ENCUENTRO DE LAS PERSONAS NECESITADAS. NO ESPERAR QUE VENGAN A PEDIRNOS AYUDA…
  • QUEDARSE, COMPARTIR SU SITUACIÓN: NO SOLO DARLE UNA LIMOSNA… SINO ESTAR AL LADO DE ESAS PERSONAS.  ESO NOS VA A PERMITIR TENER UNA VISIÓN MAS CLARA DE LO QUE ELLAS NECESITAN.
  • ACOMPAÑAR. María estaba allí… nos dice Juan en la boda de Cana. Un estar activo, atento, vigilante. No indiferente.

«No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos». Solo se puede resistir a esta pandemia con «los anticuerpos de la solidaridad»

 (La Iglesia frente a la emergencia del COVID-19., 18 de mayo, 2020.)

 Artículo del Card. Michael Czerny S.J.

  • CONCLUSIÓN

Que María, mujer creyente, solidaria y servicial, que apostó siempre a favor de la liberación de los pobres, nos ayude a sentirnos profundamente agraciados y felices por el hecho de creer y nos reafirme en la alegría del compromiso social en favor de los más vulnerables y pobres, pues es ahí, en el servicio a los más pobres y débiles,  donde encontramos el camino privilegiado para vivir la espiritualidad de las Bienaventuranzas.

Redacción: Enmanuel Peña Feliz