La meditación de la Guía pastoral en su página 35 y 36 nos recuerda la fiesta de San Felipe y Santiago, Apóstoles. El motivo de la celebración conjunta de la fiesta de esos dos apóstoles es la dedicación de la Basílica de los Doce Apóstoles en Roma, en el siglo VI, donde habrían sido colocadas las reliquias de ambos.

San Felipe y Santiago fueron dos de los doce apóstoles de Jesús, quienes tuvieron un papel importante en la expansión del cristianismo en los primeros años de la Iglesia.

San Felipe era originario de Betsaida, y su nombre significa “amante de los caballos”. Fue uno de los primeros discípulos de Jesús y se encargó de llevar a Natanael a Jesús.

También estuvo presente en la multiplicación de los panes y los peces, y en la última cena. San Santiago, por su parte, era el hijo de Zebedeo y hermano de San Juan. Fue uno de los apóstoles más cercanos a Jesús, junto con Pedro y Juan. Según los evangelios, Santiago estuvo presente en la transfiguración de Jesús y en la oración del huerto de Getsemaní.

Después de la muerte de Jesús, San Santiago viajó a España para predicar el evangelio. Se dice que tuvo un gran éxito en la conversión de personas al cristianismo y que fue martirizado en Jerusalén por orden del rey Herodes Agripa.

Ambos apóstoles son recordados por su dedicación a la evangelización y
por su testimonio de fe en Jesús. San Felipe es conocido como el apóstol que siempre llevaba a las personas a Jesús, y San Santiago es considerado un ejemplo de valentía y dedicación en la predicación del evangelio.

Su testimonio de fe y su dedicación a la evangelización son un ejemplo para los cristianos de todo el mundo.

En el Evangelio de San Juan 14,6-14 Jesús dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre”. Desde ahora lo conocen y lo han visto; nos dice que es el camino, la verdad y la vida.

Toda la vida de Jesús gira en torno a su Padre. Se puede decir que está realmente enamorado de Él. Busca complacerlo en todo y hacer de su voluntad la primera prioridad de su vida.

Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. ¿Por qué pide esto Felipe que es el mismo discípulo que dijo a Jesús “enséñanos a orar?” Tal vez sea porque ve a Jesús tan alegre en su quehacer cotidiano de frente al Padre, porque ve que el estar con el Padre le da tanta energía y entusiasmo.

Tal vez sea porque él mismo quisiera experimentar esa felicidad que ve Jesús cuando está con el Padre.

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