Por: Leoncio Noboa
Por fin hasta el jueves 16 de mayo, a las 12 de la medianoche, termina el carnaval electoral.
Miles de millones de pesos distribuidos y gastados entre los mismos políticos para su beneficio personal y de sus más cercanos seguidores y cachanchanes.
Para elegir un (1) presidente, 32 senadores y 190 diputados.
Porqué tanto diputados. Un país que apenas tiene 11 millones de habitantes y 48 mil kilómetros cuadrados.
Ha habido de todo en esta campaña electoral: Personalidades y personas que nunca habían participado como candidatos se han atrevido, a pesar de saber que van a un matadero, o sea saben que no van a ganar pero participan y eso es importante porque uno de los mitos es que todavía creemos que la política es solamente para los que tradicionalmente la han hecho y eso es un error garrafal.
Hemos estado confundiendo la gimnasia con la magnesia. La gimnasia es un ejercicio físico, la magnesia es un purgante.
Pero también hay una especie de ingenuidad al querer hacerle creer a los ciudadanos que saldrían victoriosos en el certamen electoral. Solo se ha hablado de tres candidatos, los demás como que sobran.
La política la hemos desvirtuado porque se la hemos dejado a los que menos saben de ella como actividad del bien común y el desarrollo de los pueblos, sobre todo los de menores ingresos.
Otro elemento importante de esta campaña es la oferta electoral, que aunque a la larga resulta demagógica es la oportunidad de hacer los reclamos al momento de incumplimiento cuando estén en el pleno ejercicio para el cual fueron elegidos.
Los anuncios o spots publicitarios fueron más decentes. Hubieron muy pocos de doble intención y de mal gusto.
En conclusión, vamos a las elecciones. Tratemos de ejercer este derecho con honor. No perdamos la oportunidad de sentimos verdaderamente ciudadanos, aunque sea una vez cada 4 años.