“Los ancianos son la memoria de la familia, la memoria del país, la memoria de la humanidad”.

Así lo ha recalcado el papa Francisco en su catequesis numero 12 sobre los adultos mayores, titulada: «No me abandones cuando decae mi vigor», basada en el Salmo 71.

El Santo padre ha animado a la multitud de fieles de distintos lugares del mundo que acudió este miércoles primero de junio a la audiencia general en la Plaza San Pedro del Vaticano a  meditar sobre la vejez, cuando las fatigas superadas y  las bendiciones recibidas son puestas a prueba ante la fe y la esperanza.

“La prueba que se presenta ya de por sí con la debilidad que acompaña el paso a través de la fragilidad y la vulnerabilidad de la edad avanzada”, ha expresado Francisco.

El Papa ha manifestado además su preocupación por el bloqueo de la exportación de grano de Ucrania, del que depende la vida de millones de personas, especialmente en los países más pobres.

Hizo un llamamiento a que se haga todo lo posible para resolver esa situación y garantizar el derecho humano universal a la alimentación,    pidiendo que: ¡Por favor, que no se utilice el grano, un alimento básico, como arma de guerra!

Mientras que el pasado martes el papa Francisco imploró durante el rezo del rosario en la basílica romana de Santa María la Mayor por el fin de las guerras en el mundo, en concreto en Ucrania. Pidió la reconciliación de «los corazones llenos de violencia y venganza».

Francisco, en silla de ruedas ante la imagen de la Virgen, sostuvo que la paz «no puede ser solo resultado de las negociaciones ni una consecuencia de solo acuerdos políticos» sino que es también «un don» del Espíritu Santo.

Luego se procedió a rezar el rosario en este templo. La de Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales de la capital italiana junto a la de San Pedro del Vaticano, la de San Pablo Extramuros y la de San Juan de Letrán.

Entre los fieles que rezaron el rosario, de diferentes realidades y nacionalidades, estuvo Oksana Boyko, una ucraniana voluntaria de Iglesia de Santa Sofía, la iglesia de los ucranianos en Roma, donde ayuda a los refugiados llegados desde su país huyendo del conflicto.

También acudió el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash.

El rezo del Rosario del pasado martes fue seguido remotamente desde otros santuarios del planeta, como el de Madre de Dios en Ucrania, la Catedral de Nuestra Señora de la Salvación en Irak, la de Nuestra Señora de la Paz en Siria y la de María Reina de Arabia en Bahrein.

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