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EDITORIAL DEL SEMANARIO CAMINO

Correspondiente al 31 de diciembre 2017. Con enero llegan sueños y esperanzas. Nos proponemos metas. Trazamos caminos imaginarios para recorrerlos durante los meses  que transcurren durante el nuevo año. En el trayecto encontramos obstáculos que nos impiden avanzar, pero ahí está la grandeza, cuando ponemos las energías necesarias para encontrar el  rumbo trazado. Esta realidad […]

Correspondiente al 31 de diciembre 2017.

Con enero llegan sueños y esperanzas. Nos proponemos metas. Trazamos caminos imaginarios para recorrerlos durante los meses  que transcurren durante el nuevo año. En el trayecto encontramos obstáculos que nos impiden avanzar, pero ahí está la grandeza, cuando ponemos las energías necesarias para encontrar el  rumbo trazado. Esta realidad la experimentamos a nivel personal, que queremos extenderla a nivel de nuestro pueblo.

En Camino esperamos que este 2018 sentemos las bases para construir una sociedad dominicana cimentada en valores. Que la honestidad sea el norte de nuestras relaciones. Que la transparencia en todos nuestros actos no sea un espejismo, sino un hecho tangible.

Deseamos tener instituciones solidad que resistan los vientos destructivos de interés partidarios y grupales.

Aspiramos ver un pueblo que se dedique más al trabajo, y no a depender dela suerte y el azar abonada por una proliferación escandalosa de bancas de apuestas que oscurecen  y transforman el futuro de la gente.

Queremos el fomento permanente de una cultura de paz y encuentro, que  deje atrás momentos  tristes y espantosos que sacudieron la conciencia del país con hechos violentos y trágicos que afectaron a decenas de familias.

Anhelamos tener jóvenes alejados de los vicios que les brinda esta sociedad, para convertirlos en guiñapos humanos. Muchos de ellos ya parecen ancianos maltratados y olvidados, cuando apenas comienzan a vivir.

Soñamos con más oportunidades de empleos para todos. Solo así abriremos las puertas al desarrollo, a la vez que evitamos que algunos jueguen con la dignidad de los empobrecidos.

Tenemos un pueblo noble, solidario y generoso. Aprovechemos estos dones que Dios nos ha regalado. Que nadie nos secuestre estas virtudes. Sumemos esfuerzos. Juntemos voluntades y así construiremos la nación por la cual tantos hombres y mujeres han ofrendado sus vidas a través de la historia.

A trabajar por un mejor país.

¡Feliz 2018!