Por: Enmanuel Peña Feliz.

Este sábado 27 de septiembre, el colegio Divina Pastora, que guían las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, en la cuidad de Barahona, han celebrado 75 años de historia con una Eucaristía de Acción de Gracias, que presidió monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, obispo de Barahona, en la catedral Nuestra Señora del Rosario. Esta celebración llena de alegría y gratitud, que honra el legado de las hermanas y la invaluable labor de esa institución a lo largo de los años, con su caminar, oración, educación y dedicación.

En la homilía, monseñor Andrés, además de agradecer por el 75 aniversario del colegio, también hizo mención de los 100 años de fundación de esta congregación, en el marco del año jubilar Peregrinos de la Esperanza. Asimismo expresó que 75 años no es solo un número en el calendario. Sino una verdadera historia de salvación que se ha ido tejiendo en el pueblo de Barahona. Gracias a que la fidelidad de Dios, siempre ha estado presente con su amor providente y a la entrega generosa de las hermanas que han trabajado durante estos años.

El prelado católico, dijo que los textos sagrados que han escogido las hermanas para esta celebración orientan en esa misión esencial que ellas han realizado. Isaías habla de los centinelas que interceden sin descanso.

San Pablo nos recuerda que, como bautizados, debemos revestirnos de enseñanza, de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Estas virtudes son propias también del carisma Franciscano. San Pablo también añade que, sobre todo, debe reinar el amor, vínculo de la perfección. Y ese amor ha sido evidente: amor a Dios, amor a la Iglesia, amor a este pueblo. De ahí brota la paz de Cristo que ha reinado en sus corazones y que han sembrado en la comunidad, por eso su misión se sostiene y se sostendrá anclada en ese amor a Dios, de ahí que la constante acción de gracias a la Eucaristía vivida, no solo en el altar, sino en el servicio que es parte de esa espiritualidad, agregó monseñor Andrés.

Del mismo modo reconoció los frutos de la presencia de las hermanas a través de la educación impartida a generaciones que han pasado por el colegio Divina Pastora, siendo formadas en los valores de la justicia, de la solidaridad y la fe. Y que hoy son grandes profesionales de la medicina, maestros, ingenieros, abogados, líderes comunitarios, artistas, hombres y mujeres de fe comprometida. Esas son las naranjas de esas semillas que ellas han sembrado con esperanza. Su trabajo ha sido un verdadero apostolado educativo y evangelizador, que no se limita a la instrucción académica; también toca la dimensión más profunda de la persona, la apertura a Dios y a los además. Preparando al ciudadano para la tierra y para el cielo.

Además, de monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, obispo de Barahona, en la misa estuvieron concelebrando el Rvdo. Padre Ángel Cuevas Rosario, párroco de la Catedral; el Padre Eustaquio Rodríguez, Rector del Seminario Menor San Juan Pablo II; el Padre Aníbal Montero Montero, párroco de la parroquia Perpetuo Socorro; y el sacerdote Carlos, de la comunidad salesiana, así como el diácono Isvan O. Feliz Gómez.

En la celebración que estuvo siendo transmita por la emisora diocesana radio Enriquillo 93.7 Fm, participaron algunas autoridades del pueblo de Barahona, estudiantes, exalumnos, profesores y colaboradores del colegio Divina Pastora. También las Hijas de María Auxiliadoras (salesianas) y las Hermanas Franciscana. La celebración continuó con brindis, anécdotas y recuerdos. Donde hubo un libro de firmas especial donde los exalumnos dejaban sus mensajes y felicitaciones.

Se recuerda que en septiembre de 1950 llegó a Barahona la congregación de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, fundada por la Beata madre Carmen del Niño Jesús González y Ramos, a petición de los sacerdotes capuchinos y numerosas familias de Barahona, que en ese entonces veían la necesidad de un centro educativo católico que formara a sus hijos en los valores humanos y cristianos.

Las primeras hermanas fueron: sor Victoria, sor Clotilde, Madre Milagrosa y sor Malvina; luchadoras incansables que, sin temor a las dificultades que implica una fundación y confiadas siempre en la divina providencia, son enviadas y dan el primer paso.

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